lunes, 25 de octubre de 2010

CASOS SOBRE LA PROBLEMÁTICA URBANISTICA EN EL ESTADO ZULIA


Maracaibo: enfrentando la anarquía




04-12-2009 a las 11:51:50
Desde hace largo rato, se evidencian graves deficiencias en la planificación urbana de Maracaibo, capital del estado Zulia. Sin urbanistas, profesionales capaces de repensar la ciudad, el futuro no luce alentador. Profesores de LUZ analizan las fallas y apuntan hacia la academia para ofrecer soluciones

Roberto Torres Luzardo


Deben adelantarse proyectos en la ciudad que beneficien primero a los sectores más pobresFoto: Archivo

Maracaibo. 12 del mediodía. Intersección de la avenida Guajira con calle 67. Un apagón repentino ha causado que el semáforo sea sólo un observante ciego del caos vehicular que se apodera del pavimento: la gran cantidad de tráfico de ambos corredores viales tranca el paso en ambos sentidos.

El conductor de un Chevette rojo descarga su frustración al accionar su corneta repetidamente, mientras que un autobús destartalado y repleto de gente sudorosa responde, como en un contrapunteo de bocinas ensordecedoras.
7 de la mañana. Cualquier villa residencial al norte de la ciudad. Las casas lucen impecables, ordenadas, lujosas, todas con recuadros idénticos de césped recién cortado al frente. El vigilante de la garita presiona un botón y el portón eléctrico se abre, para dejar entrar a un viejo camión cisterna. Viene a llenar el tanque central de la residencia, porque no hay manera de que haya un suministro adecuado por vías normales.
8 de la noche del sábado. Cualquier centro comercial de Maracaibo. Como si estuvieran fijados en un carrusel invisible, los vehículos le dan la vuelta una y otra vez al estacionamiento sin encontrar un puesto para aparcar. Dentro del mall, cientos de personas ya abarrotan cada local de comida, tienda y sala de cine.
Escenas como las anteriores se repiten, se multiplican y arrecian con el pasar del tiempo en Maracaibo, una ciudad que enfrenta graves deficiencias en su planificación urbana, y que no parece estar cumpliendo con la premisa que da origen a las ciudades: ser un dispositivo para vivir mejor y satisfacer las necesidades del hombre de forma más placentera. Si se le pregunta al conductor del Chevette de aquel embotellamiento, probablemente diga que no: Maracaibo no está satisfaciendo sus necesidades de forma –ni remotamente– placentera.Radiografía de los problemas
Ramón Reyes es el director del Instituto de Investigación de la Facultad de Arquitectura y Diseño (Ifad), y profesor de la
Universidad del Zulia. A medida que intenta diagnosticar los males que aquejan a la ciudad, traza líneas y figuras geométricas sobre hojas de papel.
“En primer lugar, los problemas vienen dados por la naturaleza de los planes: el primer plan que se hace es el nacional, y luego viene el Plan de Desarrollo Urbano de Maracaibo (PDUM), que lo hace el municipio. Entonces, muchas de las decisiones que se toman en instancias superiores pueden afectar la instancia inferior”, dice, en referencia a que el urbanismo en la ciudad sufre un problema de raíz.
Reyes explica que en la primera versión del PDUM, que data de 1994, se acordó que los límites de la ciudad no se extenderían, y se buscaría optimizar el espacio urbano a partir de la densificación poblacional y el aprovechamiento de los espacios vacantes. “Esto se hace para dar respuesta a los problemas de dispersión poblacional y a la baja compacidad del tejido urbano, es decir, la relación entre el terreno y lo edificado”. Sin embargo, los proyectos habitacionales que se han ejecutado en la ciudad, particularmente al norte de la ciudad, contravienen esa directriz.
El investigador agrega una segunda deficiencia a la mezcla, quizás la más evidente: la insuficiencia de las vías, que se abarrotan en las horas pico ante la cantidad inusitada de vehículos. “El sistema vial está incompleto, porque el plan de desarrollo urbano de 1968 quedó inconcluso. Se construyeron tramos, pero muchas de las vías o no se construyeron, o no fueron construídas con los anchos adecuados.” Sin embargo, aclara que a partir de 1994 se consolidaron algunos corredores viales como La Limpia, Ziruma y Delicias.
Indiscutiblemente, este problema va atado al siguiente, el asunto en el que ciudades como Curitiba y Bogotá se han convertido en ejemplos mundiales, mientras que en Maracaibo la ineficiencia redunda: el transporte público. “Ha habido políticas erradas, como subsidios para taxis, cuando ese no es un medio de transporte sostenible. Debe premiarse el transporte masivo, por ejemplo, los autobuses”, asegura el profesor, quien además refuerza la necesidad de asumir el transporte público como una responsabilidad municipal.
Mientras sigue trazando figuras y líneas sobre el papel, Reyes le endilga el peso más grande del estado caótico de la ciudad a la improvisación con la que la mayor parte de Maracaibo se ha ido construyendo. “Aproximadamente, un 60 por ciento de todo lo que está edificado es urbanización informal, es decir, el proceso de construcción de una ciudad que no está urbanizada de ninguna manera, como en el caso de las invasiones”, finaliza.Educación: el antídoto
Ante el caos que se apodera de la ciudad, sus habitantes siguen exigiendo soluciones a los gobernantes. Pancartas hechas a mano durante protestas en barrios y plazas apuntan a Freddy Rodríguez, Daniel Ponne y Pablo Pérez –Presidente de Hidrolago, Alcalde de Maracaibo y Gobernador del Zulia– como los encargados de solventar las crisis. No obstante, para resolver el estado casi anárquico de la ciudad, la educación y la investigación desde la academia son las verdaderas soluciones que tienen el poder de transformar a Maracaibo en una urbe sostenible, eficiente y justa.
No basta con los arquitectos e ingenieros civiles que cada año egresan de la Universidad del Zulia y otras casas de estudio. Una nueva raza de profesionales debe nacer para empezar a transformar a la capital del estado y hacerle frente a los males que la aquejan. Una suerte de profesional híbrido entre el sociólogo, el economista y el ingeniero: el urbanista.
“Nos permitiría orientarnos mucho más el hecho de formar urbanistas desde la Universidad, y debemos hablar de una formación integral que comprenda: cursos cortos, de mediano aliento, y estudios de cuarto y quinto nivel. Tiene que ser una formación teórica y práctica a la vez”. Estas palabras resuenan en la voz del sociólogo Gustavo Chourio, en el cubículo número once del Ifad, a medida que ofrece sus visiones sobre la Maracaibo de hoy en día, y lo que debería hacerse para transformarla.
“El problema está en que la ciudad la han intentado gestionar el ingeniero y el arquitecto, que no tienen idea de los principios económicos. Sufrimos de un déficit de urbanistas que sean economistas, geógrafos y sociólogos, porque son estos profesionales quienes deben encargarse de la planificación”.
Ante la resonancia mundial que ciudades como Bogotá y Sao Paulo han recibido tras sus transformaciones, Chourio enfatiza que no es posible equiparar ciudades distintas, pero sí observar las tácticas usadas para que sirvan de ejemplo. “Hemos visto cómo ciudades de segundo rango que se parecen a Maracaibo han solucionado sus problemas. Medellín, Santo Domingo, San Salvador, Cartagena: estas ciudades se parecen más a nosotros, y han logrado mejorar la calidad de espacio físico y ordenación del territorio”.
Además explica que, a su juicio, deben adelantarse proyectos en la ciudad que beneficien primero a los sectores más pobres. “Cada ciudad es única e irrepetible, y cada una debe buscar el énfasis que quiere darle a sus proyectos.

La planificación urbana sugiere que las ciudades deben construirse con los técnicos, pero también con la gente. Por eso la ciudad debe jerarquizar los proyectos de forma que los pobres vayan primero, porque la ciudad se creó para ser un dispositivo para habitar, es un artefacto que el humano inventó para vivir mejor”.

El sociólogo sustenta su jerarquización de los proyectos con una cifra tan reveladora como preocupante. “El 30 por ciento de la superficie de la zona metropolitana de Maracaibo (que abarca los municipios San Francisco y Maracaibo) está ocupada por barrios. Trabajar en los barrios es necesario porque la ciudad los tiene al norte, sur, este y oeste”.

El profesor afirma que las visiones de la ciudad ideal varían de acuerdo a las necesidades de sus diferentes ciudadanos, y describe a un par de marabinos ficticios para ilustrar su idea de que la ciudad debe construirse junto a quienes la habitan. “Petra Garzón, una cachaca que llegó de Colombia hace 15 años y vive en el Barrio 18 de Octubre tiene su verdad. Luis Esvengoechea, descendiente de españoles, y que vive en el sector La Lago, tiene su verdad, y a ambos hay que escucharlos

Los planificadores y los ejecutores de la ciudad tenemos que dialogar con la gente porque es la única manera de que construyamos la ciudad que todos necesitamos y queremos”, dice con firmeza. Sobre la ciudad idílica, la Maracaibo soñada por Gustavo Chourio, rápidamente señala los aspectos claves, e indica cómo lograrlos. “Imagino una ciudad con buen espacio público, con un desarrollo económico equilibrado, policéntrica y decididamente internacional. La veo planificada por todos, más justa y más equilibrada. ¿Cómo se hace eso? Con una universidad mucho más clara, con unos políticos más claros, y alineando la política con la academia y la sociedad civil.
Tras estas últimas frases, el sociólogo se pone de pie, dando por concluida su intervención. Antes de que salga con paso apresurado, responde a una última pregunta: -¿Qué le espera a Maracaibo en 30 años si no se toman correctivos a tiempo? -Caracas. Esa es la respuesta. Maracaibo ideal
Tras oír los datos que presentan estos expertos en el área de urbanismo, es probable que se acreciente el desánimo entre los marabinos. Surge una sensación de que el juego está trancado al escuchar como los profesores elaboran el decálogo de fallas en el urbanismo, que terminan traduciéndose en el caos vial, residencial y de servicios que hoy se cierne sobre Maracaibo.
Sin embargo, también se evidencia que las soluciones definitivas pueden encontrarse, no en un nuevo complejo residencial, ni en un promisorio sistema de distribución de agua, sino en la formación de teóricos y profesionales capaces de pensar una ciudad mejor, más equilibrada y que satisfaga más eficientemente las necesidades de los pobladores.
Resulta apremiante que desde las Universidades comience a gestarse la idea de formar urbanistas: profesionales capaces, hábiles y visionarios que reenfoquen a la ciudad y aprovechen sus múltiples potenciales para hacer de Maracaibo una urbe internacional, que atraiga inversiones y turismo pero, sobre todo, que sea un lugar donde sus ciudadanos habiten en paz y tranquilidad.

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